Algunas de nuestras acciones habrán merecido desaprobación y posiblemente habrán sido la causa de que otros hayan dejado de amarnos. Hemos descubierto que algunas personas nos aman solo si pueden aprobar nuestra conducta. Tal vez hayamos luchado contra el resentimiento hacia ellos porque sentimos que han tratado de castigarnos. Si nuestros pecados se han hecho públicos, podemos asumir que hemos perdido el amor de todos los que desaprueban nuestras acciones. Este miedo al rechazo puede evitar que tratemos de reparar el daño que hemos causado.
En la joven iglesia de Corinto, un hombre fue expulsado de la congregación cuando sus pecados se hicieron públicos. Después de cambiar y tratar de reparar el daño causado, algunos se negaron a recibirlo otra vez en la iglesia. El apóstol les dijo a los creyentes: ‘’Pero si alguno me ha causado tristeza…. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle, consolarle, para que no sea consumido por demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con el‘’ (2 Corintios 2. 5-8) Algunas personas seguirán este consejo y reafirmaran su amor cuando vayas donde ellos.
Habrá personas que responderán con perdón, estimulo, aceptación y amor. Esto nos ayudara a sobreponernos de la tristeza, la amargura y el desanimo que podamos sentir. Su perdón nos ayudara mucho a seguir adelante con nuestro crecimiento espiritual.
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