En nuestro día a día, logramos alcanzar diminutas pero importantes metas que no son posibles realizarlas sin la dirección de Dios.
Resulta que somos tan ignorantes al respecto, que no nos detenemos por un momento a pensar en las cosas grandes que Dios hizo, hace y hará en nuestra vida.
Le pedimos de todo corazón, que nos ayude en una presentación musical, que se arregle la cámara que descompusimos o que nos dé una mano para conquistar a esa persona que tanto nos importa. En estas situaciones, nosotros también aportamos. Pero al final, si logramos conseguirlo, siempre nos felicitamos a nosotros mismos por lo ‘’buenos’’ que somos y lo ‘’capacitados’’ que hemos nacido. De alguna u otra manera, estamos olvidando que nada sería posible si Dios así no lo quisiera. Que todo lo que es, ha sido y será es gracias a Dios. Que no somos capaces de nada si Dios no está ahí.
La palabra de Dios dice en el Salmo 8. 3-4 : ‘’Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste.
Digo: Que es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?’’
Dios nos ama y solo quiere darnos lo mejor pero tenemos que recordar que El, como padre celestial, merece honra y honor por nuestros logros y triunfos.
No hay nada mejor para un padre que el poder sentirse orgulloso de su hijo y cómo podemos enorgullecer a Dios? Creyendo en El, confiando en El, Obedeciéndole y acertando que sin El no existe nada.
Dale la Gloria a Dios, porque el verdaderamente la merece.